viernes, 18 de abril de 2014

NO FUE EXACTAMENTE ASÍ


       Les aseguro que no fue exactamente así. Los sucesos referidos han sido reiteradamente distorsionados en favor de las instituciones afectadas y –sostenemos– no se ha prestado suficiente atención al motor de la (re)acción en cuestión. Ellos callan, pero nosotros no podemos permanecer impasibles. Nosotros la sostuvimos en pie con nuestra sangre. También nosotros la matamos, pero porque ella, porque todos ellos nos habían matado primero. Legitimidad, no venganza. Justicia, no justificación. Redención poética en ambos casos.
        No fue exactamente así.
      Martín no fue el artífice; sólo fue el primero en verbalizar aquello que todos nosotros deseábamos. Lo cierto es que, más tarde o más temprano, todos nos íbamos dando cuenta de que nos habían robado cinco años de nuestra vida. Eso cabrea a cualquiera. Esa rabia otorga cierto poder, devuelve el sentido hasta a la existencia más mezquina. Empezamos a telefonearnos, a reunirnos, a vernos entre nosotros más viejos pero también más apasionados, más dispuestos a todo. También a aquello.
     Empezó como una broma, pero la verdad es que el razonamiento presentaba una evidente falta de fisuras. Era el anhelado plan perfecto, aquel que debería habérsenos ocurrido hacía ocho años, cuando realmente habría tenido algún sentido. Qué diablos, pensamos, si no lo hicimos entonces por nosotros, hagámoslo ahora por las nuevas generaciones. De este modo nos autoerigimos en salvadores moralmente autorizados. Nos creímos la conciencia apagada de la élite.
      Sí, es cierto que Andrea activó los explosivos, pero nuestros únicos objetivos fueron desde un principio las dependencias y los profesores. Todo lo demás, para nuestro disgusto, se debió a un fatídico error de cálculo.