lunes, 24 de marzo de 2014

MALDICIÓN


       Cuenta la leyenda que, cuando el hombre quiso volverse racional, Dios se enfadó mucho y le obligó a publicar libros y más libros, para diseminar el conocimiento y tratar así de confundirle. El hombre llegó a la conclusión de que cada libro encierra una migaja de verdad (que era lo que Dios quería que el hombre pensara), pero no cayó en la cuenta de que Dios es un malnacido de mucho cuidado. Es por eso que siguen editándose obras como la Biblia o el Corán, y la gente las compra –e incluso las lee–, y tampoco faltan los radicales que se las adjudican directamente a Dios. Porque Dios es un malnacido, pero también es bastante astuto y le salió muy bien la jugada: El truco consiste en que ciertos libros no contienen verdad alguna.
       Duerma ahora usted tranquilo y no lo comente demasiado, no vaya a ser que le tachen de desagradable.